Me resulta extraño lo que pasa con la gente de Gualeguaychú, tengo la impresión (no puedo tener otra cosa) de que les gusta demasiado llamar la atención. Pruebas al canto: su carnaval es titulado como el "del País", como si allí se concentrara la alegría argentina. Está bien, es un gancho publicitario y las pasistas, por sus cuerpos, lo merecen. Supieron vincular este espectáculo con la lucha contra las pasteras e hicieron de una reina del carnaval primero una ambientalista y luego una vedette. Ojo, hay que ponerse en bolas frente a tantos mandatarios. La lucha por la ecología del río Uruguay la han organizado de manera de no dejar de ser noticia: sus líderes son varios, aparecen en los medios capitalinos con frecuencia y se los nota muy tozudos a la hora de levantar el más largo corte de ruta internacional después del muro de Berlín. El año pasado (2008), en el conflicto con el campo, hicieron foco de la lucha cortando la Ruta 14, principal vía de comunicación terrestre de Buenos Aires con Brasil y pusieron una persona de esos lugares (sin tener un puesto orgánico) como ícono de las reivindicaciones. Algo debe tener esta gente respecto del protagonismo. ¿Será porque allí nació el primer escritor profesional de la Argentina? ¿O porque llegaron con sus jugos a todo el país? ¿O porque el nombre de su ciudad quiere decir "Tigre Grande"? Qué se yo, no faltará en el futuro algún otro hecho que ponga algunas cámaras de televisión en ese lugar y a nosotros, seres anónimos e ignorados, a mirar con estupor y curiosidad.