Estoy viendo el torneo de tenis denominado "Abierto de Australia"(*) que se juega por estos días, lamentando que se televise en directo tan tarde y que te hagan perder horas de sueño u ocasionen problemas de pareja, pero bueno, así es la Tierra, le gusta rotar alrededor del sol. Como siempre, me detengo en banalidades, nada de hablar de la calidad del juego, de esa velocidad de la pelota que parece estar fuera del control humano. La banalidad, o no tanto, en la que me detuve es el hecho de que los alcanza-pelotas también son alcanza-toallas. Me parece una bajeza. ¿No pueden usar la tecnología para que un ser humano no tenga que cargar con la transpiración de otro? Encima hay jugadores que tienen como un tic y se pasan la mano delante de la cara a modo de parabrisas a cada rato. Si siguen así van a conseguir que alguien también les cambie las medias. Mi mujer (gran aceptadora del mundo tal como es), me dijo: Pero para los alcanza-toallas debe ser todo un honor, están ahí, al ladito, en vivo y en directo viendo lo mejor del tenis mundial y a sus ídolos. Ya que se supone que los colaboradores son personas afectas a ese deporte y no todo es dinero, puede ser... Me imagino a alguno o alguna de esos sostenedores de sudor en el futuro, contándole a su nieto: Y yo fui el que ese año le alcancé la toalla a Del Proto, sudaba bastante y no olía tan mal. Un asco.
(*) Como buen argentino clase media debería haber escrito "Australian Open", ya sé amigos, pero sin ser chuvinista, por qué no usar nuestro rico idioma. Sin oponerme, al contrario, creo que saber otro idioma no significa más que saber otro idioma, no hay para mí supremacia (o posibilidad de valoración) de uno sobre otro. Tampoco creo demasiado en la penetración cultural (tan gráfica ella) a través del idioma, miren sino Miami, ya no saben cómo parar el español.
(*) Como buen argentino clase media debería haber escrito "Australian Open", ya sé amigos, pero sin ser chuvinista, por qué no usar nuestro rico idioma. Sin oponerme, al contrario, creo que saber otro idioma no significa más que saber otro idioma, no hay para mí supremacia (o posibilidad de valoración) de uno sobre otro. Tampoco creo demasiado en la penetración cultural (tan gráfica ella) a través del idioma, miren sino Miami, ya no saben cómo parar el español.
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